En 1994 yo estaba finalizando mi carrera universitaria en una universidad presencial de Barcelona; gozaba con el estudio, y deseaba seguir ampliando y complementando mi formación superior en adelante. Entonces descubrí la UOC. Mi padre comenzó a trabajar para ella desde aquel curso inicial 1994-95 en los cursos de acceso y también en numerosos talleres sobre técnicas de estudio y preparación de exámenes. Internet llegó a casa con la UOC, y juntos fuimos descubriendo el mundo de la virtualidad y el correo electrónico. Yo ya era consciente de que se trataba de un cambio profundo, tanto como cuando debió de llegar el teléfono a casa de mis abuelos, o la televisión a casa de mis padres. Con la UOC descubrimos juntos la revolución de nuestros días, la de las tecnologías de la información y la comunicación, y aprendimos la dinámica del Campus Virtual: cómo enviar correos electrónicos, hacer adjunciones, entender las funciones de los tablones, foros, buzones, relacionarnos desde la virtualidad, etc., todo un mundo por descubrir.
Al comenzar yo mi etapa laboral, se me hacía más difícil continuar con mis estudios presenciales de tercer ciclo; si bien conseguí finalizar estudios de posgrado y comenzar con mi doctorado, estaba decidido a continuar mis estudios en la UOC un día u otro. Este año he comenzado, con gran ilusión, el máster internacional en Resolución de conflictos, que hacía tiempo que quería estudiar, como complemento a mi formación y dedicación a la cultura de paz, y está siendo una experiencia sumamente positiva, edificante y enriquecedora; no tenía otra opción si quería continuar trabajando y formándome.
Por otra parte, como profesor de ciencias sociales es fundamental la formación continua, y en este sentido la UOC me ofrece tres titulaciones que son muy atractivas para mí y complementarias para mi trabajo: Psicología, Derecho y Ciencias Políticas. Mi experiencia está siendo hoy muy positiva, porque con el sistema virtual potencio al máximo mi tiempo disponible al estudio durante el día o la noche, festivos y vacaciones y días de trabajo; el sistema de estudio se adapta a la perfección a mis obligaciones laborales y familiares, y disfruto del estudio y el aprendizaje de una manera intensa y diferente a la presencial. Se trata, sin duda, de un modelo de aprendizaje totalmente adaptado a mis necesidades, y manteniendo un nivel de exigencia elevado.
Espero y deseo que mi vinculación como estudiante de la UOC siga con nuevas formas. Tengo con la UOC un trozo importante de mi memoria familiar y también de mi formación, y cómo no, de mis ilusiones futuras.