Era en la primavera de 1999 cuando empecé ETIG, ¡¡¡con muchas ganas!!! Desde entonces hasta ahora me han pasado muchas cosas y yo sigo aquí con mis dos asignaturas por semestre, ir tirando, como una hormiguita (espero acabar antes no me jubile...). Tengo que decir que, aunque no todo es coser y cantar (única convocatoria, precio elevado, etc.), mi balance personal es positivo y lo recomiendo a todo el mundo que quiera compaginar los estudios con el trabajo y la familia.