Desde el primer día que se habló de la UOC vi en ella un mundo infinito de posibilidades. Como Marta Vinardell, soy una persona que tuve que conocer la UOC para poder tener un expediente brillante: al no poder oír, te "pierdes" cantidad de material, y eso sin hablar de la suerte de poder compaginar trabajo-familia-estudios.

Me decidí definitivamente en 1998 y no he modificado mi presentación oficial: todavía sigo con la ilusión intacta, a pesar de algunos pequeños problemas derivados de lo que podríamos decir: "morir de éxito" de la UOC. ¡Hago tanta propaganda que he conseguido que tres personas de mi entorno se apunten y ya lleven algunos semestres en la universidad!

Es más, si supero las tres a que me he apuntado este semestre, sólo me quedan dos para acabar Empresariales, y ya me estoy planeando seguir con ADE o Ciencias del Trabajo.

Y eso no es todo, porque la comunicación virtual no ha sido impedimento para conocer a gente y entablar nuevas amistades duraderas.

¡Dentro de 10 años más, aún podréis contar conmigo!