Cuando los ordenadores empezaban a entrar en la mayoría de las casas, cuando la conexión a Internet era escasa, cuando el uso del correo electrónico era puntual, cuando la formación virtual era un sueño, cuando los CD-ROM no existían, cuando trabajar en grupo virtualmente en las dimensiones actuales era impensable... Gabriel Ferraté y su equipo apostaron, aprovechando las posibilidades emergentes que ofrecen las tecnologías de la información y la comunicación, por acercar a los ciudadanos un nuevo modelo pedagógico que rompiera las barreras del espacio y el tiempo teniendo en el centro al estudiante.
Arraigada en la realidad cultural, social y lingüística de Cataluña, hace diez años nació la Universitat Oberta de Catalunya, que permite reunirnos a profesionales y estudiantes de características muy diversas (edades, profesiones, niveles económicos, lugares de residencia, situación personal, experiencia profesional, competencias intelectuales, etc.), todos con un denominador común: compartir conocimientos y abrir un nuevo mundo de posibilidades.
Con gran ilusión (estudiantes, profesorado y personal de gestión), el 1 de septiembre de 1995 entramos en el Campus Virtual, un nuevo entorno de enseñanza-aprendizaje que todos desconocíamos, y aún más su espectacular evolución. Todos tuvimos que aprender nuevos sistemas de comunicación y transmisión de conocimientos, y para hacerlo, nuestras novedades tuvimos que pasar.
Hay que decir que en aquellos momentos la familiaridad con la tecnología telemática tendía a ser escasa y la habilidad en la expresión escrita debía mejorar.
Con el campus de "bolitas" y la asignatura de Multimedia y comunicación empezamos nuestros estudios. Desde aquel entorno tendríamos acceso a los consultores, tutores... Uno de los espacios más visitados por todos era el Bar, que, junto con los encuentros presenciales, generó simpáticas confusiones. En aquellos inicios se desconocía el perfil de nuestro interlocutor, éste podía ser un compañero de estudios, un profesor, personal de gestión... o incluso el propio rector. En medio de la conversación (virtual o presencial) de repente se observaba un cambio de tema, tono, léxico... algún profesor o autoridad había entrado en el Bar (¡o vete a saber el rato que hacía que estaba ahí sin que fuera reconocido por nosotros!).