Recuerdo la primera publicidad de la UOC: una página entera de La Vanguardia, a la derecha. Empezaba con Humanidades, Económicas, Derecho y no sé qué más. "La universidad a distancia diferente", decían. Y hacia allí fui, de cabeza, sin pensármelo, al edificio de la Cambra de Comerç de Barcelona, a formalizar la matrícula. ¡Salí tan contenta que la Diagonal me parecía pequeña!
Después la realidad se fue imponiendo: los misterios del ciberespacio, familiarizarme con el Campus Virtual... y también los primeros éxitos, seguidos de muchos más. Los encuentros con la gente, a quien finalmente le "ponías" la cara y la voz, los consultores, los exámenes, alguna decepción, muchas satisfacciones. Y el tiempo pasaba y un semestre seguía a otro y al mirar atrás no me podía creer que hubiera andado todo ese camino.
No digo que todo haya sido sencillo, de ninguna manera. Digo que el esfuerzo ha valido la pena, que volvería a hacerlo mil veces. ¿Sacrificios? Sí que ha habido, muchos y de muchos tipos. ¿Fines de semana delante del ordenador? Muchos también, más de los que puedo contar. Pero era un reto y lo he alcanzado, y ahora tengo muchas más puertas abiertas de las que tenía antes.