UOC, 10 años de historia
Joan Maria Vidiella Parera (Estudiante)
¡Pues yo hace doce semestres que estoy por aquí! Y posiblemente seguiré bastantes años más, porque cuando termine Ciencias Empresariales iré haciendo más allá, aunque quizás más relajadamente. Creo que una de las aportaciones más importantes a mi vida de la UOC es que me ha incorporado la formación continua entre mis valores.

Recuerdo que cuando me matriculé por primera vez, hacia octubre del 98, iba como quien dice de "sobrado". Hacía años que trabajaba de contable, pero no tenía ningún tipo de título. Formación autodidacta y por rutina. Quería matricularme en la universidad para tener un título de lo que estaba seguro que ya sabía por la práctica. Pues bien, de eso nada de nada. Tomàs, el tutor, ya me lo advirtió. Aprendí que cuando más sabes es cuando más sabes que no sabes nada. En seguida me di cuenta de que iba muy pero que muy equivocado, y al mismo tiempo también me di cuenta de que, incluso más importante que un título, de la UOC podía obtener conocimiento. Ahora me considero quizás más listo, porque sé un poco bastante más sobre mi contexto profesional, pero más importante aún, porque soy conocedor de todo lo que todavía me queda por saber. Y también sé que es con constancia y continuidad como lo puedo ir logrando para llevarlo posteriormente a la práctica diaria en mi trabajo de contable, enriqueciendo la tarea diaria con aportaciones de valor añadido, conocedoras de lo que se habla, en definitiva aportando conocimiento a la organización.

Dicho de otro modo, ahora el título es importante, pero no es la razón por la que estoy matriculado en la UOC. Hay algo más importante: es el enriquecimiento, desgraciadamente no económico, pero sí tanto profesional como personal.

La lástima es que haya llegado demasiado tarde, o quizás nací yo demasiado pronto. Ahora lo más difícil, más que los contenidos de los módulos, es hacerlo compatible con la vida familiar. Compatibilizar los estudios con poder sacar adelante felices a un par de criaturas, ahora de once y siete años, a quienes considero que ya he robado suficientes horas de disfrutar de su padre. Es la parte más difícil, y la única por la que renunciaría a seguir estudiando si fuera necesario. Evidentemente, también es gracias a la comprensión y la tolerancia de mi mujer que yo siga estudiando. Cada vez que saco una buena nota lo celebramos como si la hubiéramos sacado los dos. El esfuerzo es de los dos. Si ella no cargara con el grueso de las pesadas tareas familiares sería difícil continuar una carrera, a pesar de las facilidades de la UOC en cuanto a tiempo y espacio. Es realmente un trabajo de equipo hacer compatible la formación continua con la familia. Y si dentro del equipo familiar alguna tarea tiene más mérito que otra, no es en absoluto la mía la que gana.

Después de todos estos esfuerzos, alegrías y penas, tiempo, emociones... ¿podéis pensar que el título es lo único importante? Realmente, no.

Del mismo modo que el Barça es más que un club, la UOC significa para muchos de nosotros más que una universidad.

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