Hace 4 años, me parecía que era una mujer "mayor" y ahora me recuerdo y ¡me siento tan joven!
Cuando acabé Magisterio (hace mil años) quería seguir estudiando, la música me parecía que tenía que ser mi camino... pero el trabajo, los hijos y quizás una vocación equivocada acabaron por llenarme todas y cada una de las horas.
Cuando el pequeño tenía 4 años me di cuenta de que empezaba a tener tiempo, podía leer novelas, bordar, montar una pequeña coral... y con el tiempo, las ganas. Cuando conocí la UOC se abrieron todas las puertas: podía seguir estudiando sin dejar de trabajar o cuidar de mis hijos como se merecían, seguir con la coral, montar exposiciones y jaleos en la escuela y dedicarme un ratito cada día para mí... ¡un gran descubrimiento!
Pero no todo es coser y cantar; al principio era demasiado exigente conmigo misma, si no sacaba una A en las actividades me sentía mal, el agobio de los exámenes, ¡pues buscaba las matrículas de honor para demostrar en casa que no perdía el tiempo! Por suerte, últimamente se habían suavizado con el invento de la evaluación continua y ya no tenía que demostrar nada a nadie... después la enfermedad de mi hijo... altibajos, que con la UOC o sin, me habrían hecho daño de todos modos.
Pero estaban los premios a la creación virtual, los foros, los debates, los compañeros y las compañeras animando, compartiendo. ¡Cuánta vida!
Gracias a la UOC ahora tengo unos nuevos estudios, nuevos amigos, nunca estoy sola y disfruto con las nuevas tecnologías, y si todo va bien pienso seguir con el doctorado, independientemente de lo que tarde, porque para mí representa seguir "conectada" con la vida.